Un producto saludable: toda una fuente de proteínas, calorías y vitaminas.
Lo cierto es que el jamón ibérico es un alimento a tener en cuenta por todo aquel que quiere llevar una dieta sana, saludable y equilibrada. Huyendo de estereotipos extremos, se presenta como un producto rico en proteínas, elemento clave para una alimentación adecuada. Es cierto que, como ocurre con casi todas las carnes “rojas“, su ingesta masiva puede ser contraproducente, pero es sin duda alguna uno de los fiambres de mayor riqueza nutritiva de los que disponemos.
Su procedencia directa del cerdo causa la aparición de muchos interrogantes a la hora de hablar de nutrición -así como su componente salado-. Sin embargo, su cuidado proceso de elaboración convierte a su carne en un producto con menos grasa que la del cerdo convencional. A menos grasa, menos calorías totales, aunque haberlas haylas. A su vez, la presencia de hidratos de carbono es testimonial, pero sí cuenta con grandes valores de proteínas y vitaminas, sobretodo de las denominadas como grupo B.
También contiene cantidades importantes de magnesio, hierro, zinc, calcio fósforo y vitaminas del grupo D, principales elementos que enriquecen su valor nutricional.
Su ingesta es más sana, por ejemplo, que la de mayoría de productos de bollería industrial que pueblan los estantes de las tiendas de alimentación y son consumidas de forma mayoritaria por nuestros pequeños.
A su vez, cerca del 50% de las grasas procedentes en el jamón son insaturadas. Lo que quiere decir que la mitad de las grasas presentes en el jamón ayudan a bajar el colesterol en la sangre. La contrapartida es que también son más altas en calorías.
Otro elemento a tomar en cuenta es el ácido oleico, famoso por algunas campañas de productos alimenticios. El jamón serrano es, junto al aceite de oliva, uno de los productos de la gastronomía española con mayor presencia de este elemento.
Uno de los factores claves en la diferenciación nutritiva del jamón serrano son sus procesos de curación, que hacen que se limiten en un 50% la presencia de grasas respecto a otros productos procedentes del cerdo y se multiplique por dos la porción de proteínas. Uno de los grandes lemas lanzados por los expertos en nutrición que defienden las bondades de su consumo se centra en que 100 gramos de jamón serrano “aglutinan el 33% de las proteínas necesarias para un hombre al día”. Extrapolando el dato a los más pequeños, hablan del 75% necesario de grasas, el 25% de proteínas y el 20 de minerales necesario para un correcta alimentación del niño en 100 gramos de jamón serrano.